martes, 13 de febrero de 2018

A mi guerrera

He querido escribirte desde hace tiempo unas líneas, igual que hice con tu hermano porque tú también te lo mereces, mi luchadora, mi guerrera... Desde el principio supe que eras especial, notaba tus pataditas, tus movimientos y sabía donde estabas colocada cuando latíamos juntas, pero decidiste venir antes de tiempo al mundo sin importarte las consecuencias y ahora que te conozco  sé que era porque mi cuerpo se te quedaba pequeño para tu inquietud y tus ansias de conocer todo aquello que te rodea. Recuerdo cuando naciste y cómo lloraste, demostrándonos a todos ya desde el principio que estábamos equivocados contigo, que tú no te ibas a ningún sitio, que habías venido a dar guerra a pesar de lo que creían los médicos que no apostaban por ti. Nos desarmaste a todos, a mí la primera con mis miedos por si no era capaz de quereros suficiente, ¡qué tontería! si con vosotros supe lo que es el amor verdadero, lo que es que tu corazón esté latiendo fuera de tu cuerpo sin poder hacer gran cosa para protegerlo.
A tu padre le desarmaste enseguida, con la primera caricia que le regalaste, y tú, tan zalamera sigues haciéndolo en cuanto tienes oportunidad. A tu abuelo le distes las sonrisas que necesitaba cuando más flaqueaba, le recargabas las pilas haciendo que fuese un hombre nuevo por unos días hasta que podía volver a verte, y ahora eres capaz de hacer que se olvide de sus problemas por unas horas. A tu abuela, a tu tía, a tu bisabuela...tanta gente a quien has llenado de luz... que los que han decidido no estar en tu camino no saben lo que se pierden.

Aún recuerdo los malos momentos que pasamos juntas, se me siguen saltando las lágrimas y más aún cuando sé que tú también los recuerdas y que tu rebelión con la comida tiene que ver con el dolor que sufriste entre esas cuatro paredes. Atesoro en mi recuerdo los momentos que compartimos haciendo canguro, no sé quién lo necesitaba más si tú o yo; todas las conversaciones que tenía contigo, parecía que me entendías... ibas haciendo todo lo que te iba pidiendo, recordándote siempre antes de irme a casa lo mucho que te quería, lo orgullosa que estaba de ti y lo poco que quedaba para irnos a casa juntas... aunque lo reconozco, hubo momentos que pensé que te perdía, que pensé que te irías con tu hermano pero justo cuando yo empezaba a flaquear... tú sacabas toda tu voluntad y mejorabas, avanzabas...tan fuerte eras que no te desestabilizaste durante tu operación de corazón de la que te recuperaste en tres días cuando a un adulto le hubiese costado semanas o meses. A veces miro hacia atrás, y no me lo creo... no me creo que hace 9 meses nacieras, que cambiaras mi mundo y mis valores, y aunque los miedos aún están presentes, de repente, me tocas la cara o me regalas una de tus sonrisas sin dientes que tanto me gustan y se me olvida, aunque sea por un momento todo lo malo, todo lo gris de mi vida.
Por eso mi pequeña no quiero que seas princesa, quiero que recuerdes siempre que eres una princesa, una superwoman que desde el principio ha nadado contracorriente y sé que seguirás haciéndolo, porque como le dije a tu padre, sé que harás cosas grandes, lo presiento, y que como has hecho hasta ahora no permitirás que nada ni nadie te pisotee ni te haga pequeñita.
Aún nos queda camino y obstáculos que superar, pero siempre te acompañaré, siempre estaré a tu lado como soporte, como guía, como apoyo o como lo que necesites porque, igual que los camaleones, me convertiré en lo que necesites en cada momento.
Simplemente...te quiero

Puedes seguir nuestra historia en instagram (@mi_arcoiris_guerrero) y si tienes algo interesante que contar sobre prematuros, tu historia, información útil... puedes escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com

1 comentario: