martes, 30 de abril de 2019

¿Cómo sé si mi hijo tiene un problema de alimentación?

El tema de la alimentación en general es todo un mundo y bastante complejo, pero no solamente existen problemas en los niños, sino también en los adultos desde una mala alimentación que de lugar a problemas de salud como diabétes hasta trastornos psicológicos como la ansiedad que alguno de sus síntomas puede generar sensación de "algo en la garganta" llevando a casos más extremos y graves a dejar de comer sólidos por miedo a atragantarse.
Y sabéis que nuestro punto débil con Daniella es el tema de la alimentación y va más allá de ser una una mala comedora, sino que hay un problema conductual de base que hay que trabajar con distintos profesionales (fundamentalmente con logopedas ya que el tema de crear el bolo alimenticio, deglución, masticar...puede resultar complejo para algunos de los pequeños de la casa). Tras mucha lucha conseguimos quitar la sonda hace ya más de un año, y poco a poco fue comiendo los purés de forma positiva, rápido (demasiado) pero al menos comía sin luchar con ella (es cierto que tiene que tener la televisión puesta para ello, pero cuando lleguemos al punto de comer correctamente todo y sin lucha ya continuaremos trabajando en las distracciones). Ahora tenemos días de luces y sombras con la introducción de los alimentos sólidos, algunos días come de maravilla, disfruta con sus trozos e incluso te pide más; y otros sin embargo, no hay forma de que coma ni el puré...y claro debido a su peso nos encontramos siempre en una balanza complicada ya que tiene que alimentarse para ver si conseguimos que engorde pero a la vez tiene que introducir sólidos por los beneficios que tiene para ella como por ejemplo mejorar los músculos encargados del habla y como consecuencia el habla. ¿Cuál es el problema? que los pediatras y neonatólogos no le dan valor a que coma sólidos, únicamente a que se nutra y engorde, sin embargo, desde mi opinión personal y profesional ambas cosas tienen que ir de la mano porque esto no es como el andar que "ya lo hará" sino que se puede llegar a cronificar provocando un problema de alimentación mayor  a largo plazo y encontrarnos con niños de 6 y 7 años que aún comen pures por no aceptar los sólidos... y como este problema ocurre mucho en niños prematuros e incluso en niños a término que aunque no tengan ese diagnóstico muchas veces están al borde del mismo he pedido a dos profesionales que aporten sus conocimientos en cuanto a esta materia.

¿Cómo sé si mi hijo tiene un problema de alimentación?

A menudo damos por buenas pautas disruptivas o erroneas de alimentación, asumiendo sin más que nuestro hijo es un mal comedor y no se puede hacer nada más que tener paciencia, sin embargo, hay grandes profesionales a los que podemos consultar. Laura, de Aumenta y logopeda de Daniella nos da las claves para identificar si nuestro hijo o hija tiene algún problema y si convendría por tanto realizar una valoración profesional.
  • Si tarda más de 30 minutos en comer
  • Si incluye grandes cantidades de comida dentro de la boca
  • Si aparecen fuertes rabietas o conductas disruptivas durante el momento de la comida
  • Si solamente come de dos/tres grupos de alimentos (verduras, carne, pescado, pasta...)
  • Si aparece tos/arcada durante el momento de la alimentación
  • Si a partir de los dos años continua comiendo únicamente purés/algún sólido blando
Pero...¿Cuáles son las causas de los trastornos?

Para ayudarnos un poco más en esta cuestión nos ha ayudado Jessica, que podéis encontrarla en instagram en @logopedaymama y que es consciente de los problemas que genera un mal comedor tanto para el niño como para los padres porque este tipo de situaciones puede suponer la desestabilización de la armonía convirtiendo la comida en momentos de estrés, ansiedad y desesperación. Esto nos lleva a un desgaste en la relación entre padres e hijos e incluso entre miembros de la familia. Además debemos tener en cuenta que la alimentación no es una simple ingesta de alimentos, es más bien una actividad relacionada con la experiencia de distintas sensaciones y emociones. Podemos decir por tanto que existen varias causas para que aparezcan estos trastornos, sin embargo, es algo orientativo y siempre que se tengan sospechas se deberá acudir a un profesional a que realice una valoración adecuada así como un buen plan de tratamiento: 
         Médicos
Puede aparecer un rechazo a la comida por motivos médicos como reflujo, problemas gastroinstentinales, efectos secundarios a medicamentos o presencia de algún tumor que haga sensación de cuerpo extraño en la laringe y/o ahogo (éste último lo he añadido hace relativamente poco por un extraño caso de una niña que asistió a consulta). Estos se deben resolver en consulta médica y, si después del tratamiento persiste el miedo, pueden ayudar los psicólogos infantiles
2.       Falta de costumbre
Sí, existe. Niños y niñas que por un motivo u otro no han introducido los sólidos antes de los dos años y ya después se niegan a probarlos.
Yo siempre explico: “si comes triturado, no conoces realmente el sabor de la comida. Siempre tomas la misma textura y de sabor parecido. Aunque tu puré lleve patata, calabacín y puerros, tú no sabes identificar cada alimento por separado ni cuál es su textura”.
Suele pasar que se nieguen a masticar, pero sí que suelen tolerar una galleta o patatas fritas, entre otras.
Una solución sería hacer cambios poco a poco, no intentar conseguir en un día lo que no ha podido en mucho tiempo. Mucha paciencia. Ofrecer trozos para que los toque, los huela. Que ayude en el cocinado y se manche las manos de manera divertida.
3.       Miedo
Miedo por parte del niño o de la familia. Si en alguna ocasión hubo un episodio de atragantamiento puede aparecer el miedo a que vuelva a ocurrir (por ambas partes o una de ellas). Estos serían de carácter más psicológicos y los recomiendo trabajar en conjunto con un psicólogo infantil.
4.       Trastornos de la motricidad oral
Niños y niñas muy lentos/as a la hora de comer. Cuesta masticar, se puede quedar en bolo un buen rato en el carrillo sin moverse. Se cae el cubierto, cuesta pinchar, la cuchara no llega llena a la boca, hipotonía facial, reflejo de la náusea excesivamente marcado, mala coordinación en el masticado, en definitiva, algo agotador.
Para solucionarlo, se necesitaría una evaluación logopédica a nivel miofuncional con un programa específico, puesto que cada niño es diferente.
Esto puede ir unido a dificultades en el lenguaje, ya que los músculos implicados en la masticación son los mismos que a la hora de hablar.
5.       Trastornos de origen sensorial
El aspecto sensorial es muy complejo. Puede ser agotador y frustrante y necesita mucha paciencia. No se va a saber cuánto tiempo va a durar ni siquiera si va a ser pasajero. Niños con un repertorio limitado de texturas, dos categorías:
-           Hiposensibilidad: tono muscular disminuido con dificultades de masticación. No perciben los estímulos, dificultando la diferenciación de sabores y texturas. Pobre conciencia dentro de la boca, por lo que puede dificultar a la hora de tragar. Rechazan la introducción de nuevas texturas por miedo a lo desconocido. En ciertos casos, el niño puede babear a causa de la falta de sensación.
-          Hipersensibilidad: presentan una mayor sensibilidad en la estimulación oral, siendo aversivo hasta el mínimo contacto, lo que lleva a rechazar nuevas texturas. Dificultades para cepillarse los dientes, no se dejan tocar la cara, rechazan texturas mixtas detectando los mínimos cambios, presentan arcadas, no soportan estar manchados, no solamente las manos y la cara. El niño o niña que presente hipersensibilidad oral tendrá diferentes dificultades en el comportamiento. Esto se extrapola a más situaciones del día a día; ropa, diferentes texturas para tocar, caminar en ciertos sitios.
Sin duda para saber si nuestro hijo o hija presenta un trastorno a nivel sensorial es necesario una evaluación en profundidad bien por un logopeda especializado trastornos de origen sensorial o un terapeuta ocupacional experto en integración sensorial.

Si con pautas en consulta no mejora la situación, lo ideal sería que el profesional acuda a casa del niño o niña a la hora de la comida para que pueda hacer las anotaciones oportunas. Con esta observación directa se puede ir elaborando y diseñando un programa de intervención individualizado que ayude en las limitaciones.

Por eso si vuestros hijos no comen como deberían y el momento de la comida es una lucha os recomiendo acudir a un profesional, bien cualificado y con el que vosotros os sintáis cómodos.

Para terminar y como siempre recordaros, si tenéis alguna historia que queráis que comparta en mi blog o eres un profesional que crees que puedes aportar algo a los lectores del blog escríbeme a miarcoirisguerrero@gmail y para seguir nuestro día a día síguenos en instagram (@mi_arcoiris_guerrero)

viernes, 26 de abril de 2019

Dos almas unidas para siempre

Me encuentro frente al ordenador algo bloqueada e intentando ordenar y poner en palabras los sentimientos que el testimonio de hoy me genera...todas y cada una de las historias que he contado en este blog, de vuestras historias son sagradas para mí, una muestra de cariño y reconocimiento hacia vuestros pequeños ángeles y por eso siempre intento plasmarlas con el mayor respeto posible, pero la historia de hoy... tiene tantas similitudes con la mía que no he dejado de llorar mientras la leía... por eso, no quiero daros muchos detalles sino invitaros a leerla y decir que esta mamá es toda una mama en el cielo, valiente y luchadora; y como siempre si vosotras también queréis contar vuestra historia (de forma anónima o no) podéis escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com o por privado a mi instagram (@mi_arcoiris_guerrero).

"El embarazo llego rápido, después de un aborto.
A mis 25 años afrontaba el embarazo con miedos y muchas dudas, al ser un embarazo gemelar era consciente de que existía más riesgo que en un embarazo de un único bebe.

Tuve un embarazo muy complicado, no sabía lo malo que podía ser un embarazo hasta que viví el mío. Había crecido con la idea de que el embarazo era una de las etapas más bonitas en la vida de una mujer, me lo habían repetido tanto que hasta me lo había creído. No disfrute en absoluto, los primeros cuatro meses los vómitos y las nauseas fueron protagonistas, me impedían realizar cualquier actividad de la vida diaria. Podía vomitar hasta 20 veces al día y eso al final agota, además tuve un hematoma por el que tuve que estar en reposo absoluto casi dos meses. Mi embarazo no solo fue duro por las molestias físicas, sino porque me acompaño un sentimiento de miedo a que algo malo pasara prácticamente hasta que finalmente ocurrió. Cuando por fin las molestias físicas empezaron a desaparecer comencé a tener ciática y literalmente deje de caminar, me resultaba imposible. Después de dos semanas de un dolor que me impedía caminar y habiendo acudido varias veces al médico, decidimos acudir a urgencias.

Era un 18 de mayo cuando entraba en el hospital embarazada de mis dos niñas y no fue hasta la primera semana de septiembre cuando salí de allí, solamente con una de mis hijas.
Ingrese en el hospital en la semana 22 de embarazo, con acortamiento del cuello del útero y contracciones, recuerdo la sensación de miedo y angustia. El médico nos dijo que el parto parecía inminente y lo primero que pregunte es que ocurriría si mis hijas venían al mundo en ese momento y la respuesta fue tan dura como difícil de asumir. En la semana 22 no podrían hacer nada por ellas. Jamás había sentido tanto miedo, recuerdo que llore, llore mucho.
Ni siquiera recuerdo la gran cantidad de medicación que me pusieron, pero hizo su efecto y consiguieron parar las contracciones. Mi ingreso hospitalario duro casi cuatro semanas, llenas de miedos, de dudas, de mucha ansiedad y en reposo absoluto. En la semana 25 de embarazo la bolsa de mi hija Lía se rompió y comenzó una lucha a contrarreloj para parar nuevamente el parto. Hasta en cuatro ocasiones consiguieron pararlo. Pero finalmente en la semana 26 de embarazo, un 9 de junio mis hijas venían al mundo en un parto muy diferente al que había imaginado, recuerdo mucha gente, muchísima. Un parto donde no pudo estar mi marido y donde no pude ver, tocar ni estar con mis hijas. Llevaba ocho horas de parto y recuerdo el terrible vacio que sentí cuando se las llevaron. Lía nació con 640 gramos de peso y Lucía con apenas 680 gramos.

Mi hija Lía falleció a las tres horas debido a un neumotórax que le reventó un pulmón, tardaron dos horas en darme la noticia y las recuerdo como las más largas y amargas de mi vida. Me había preparado para muchísimas cosas, pero creo que jamás contemple la posibilidad real de que una de mis hijas se muriera. Tuve la oportunidad de despedirme de ella, de poder abrazarla y sigo volviendo a ese momento cada día, porque es el único que tengo con ella. Me he culpado muchas veces por no haber podido protegerla, por no haber estado cuando se fue, por no haber pasado más tiempo con ella, hasta que entendí que da igual el tiempo que pase con ella porque para mí jamás será suficiente. Siempre querré más tiempo con ella del que pude tener. Después de su muerte, entre en un huracán de angustia, rabia, dolor y muchas preguntas. ¿Por qué a ella, porque a nosotros, se podía haber evitado…? Son preguntas que me sigo haciendo. Es un dolor que ahoga, un vacio que a mí a veces me asfixia. Tienes que enfrentarte a las preguntas de mucha gente, a la falta de educación y de empatía muchas veces. Pudimos enterrarla y despedirnos de ella y eso a pesar del dolor, fue un alivio para nosotros.

Creo que no pude vivir de una manera sana el duelo por la muerte de mi hija Lía, ya que Lía se había muerto pero tenía otra hija que me necesitaba y creo que no me permití no estar a la altura. El ingreso de Lucía en la UCI comenzó el día de su nacimiento y termino casi tres meses después, la primera vez que la vi recuerdo que solo llore y le pedí que luchara. Se lo pedía cada día, mientras le hablaba a través de la incubadora, la lucha y la batalla de Lucía ha sido muy larga. Hubo muchos sustos, muchas posibles despedidas y vivir así es horroroso, es horroroso irse cada noche a casa sabiendo que puede ser la última vez que ves a tu hija viva.
En mi, género un sentimiento de angustia y ansiedad constante, dejas de dormir, de sonreír  apenas comes. Me pase cada día largas horas al lado de la incubadora, cada día durante casi tres largos meses. Donde cada avance de tu hija lo celebras como si de un premio se tratara. La primera vez que la pude coger fue casi tres semanas después de su nacimiento y fue un momento maravilloso. La muerte de Lía sin duda generó en mí un pánico constante a que Lucía también se marchara. Pero  a pesar de todo, la lucha de Lucía me enseño muchas cosas, a ser paciente, a saber esperar y Lucía es sin duda el mejor regalo que la vida pudo darnos después de la muerte de Lía. Es un camino durísimo, donde a veces faltan fuerzas y donde el miedo me paralizo en muchas ocasiones. También es un camino donde hemos conocido personas maravillosas, que nos han ayudado y nos han sostenido.

Recuerdo la vuelta a casa con Lucía con una mezcla de tristeza y alegría, yo quería entrar con mis dos hijas en casa, no con una. Cada vez que miro a Lucía, que contemplo sus primeras veces, soy consciente de que eso jamás ocurrirá con Lía. Es una mezcla de sentimientos difícil de gestionar a veces. Sigo sintiendo el mismo dolor y la misma rabia por la muerte de Lía pero tengo otra hija que me necesita a la altura, que se merece mis sonrisas cada día. Han sido meses muy difíciles, llenos de ansiedad, angustia, miedo y mucha desesperación. Ahora miro atrás y soy consciente de cuanto nos ha cambiado la vida, del largo camino que hemos recorrido y de lo poco que se habla de ello. El duelo muchas veces es sinónimo de silencio. Nadie me preparo para esto, en las charlas con las matronas y en el embarazo nadie contempla estas posibilidades.
No digo que haya que crear miedo ni alarma a las mamás, pero si dar a conocer que estas cosas ocurren. Porque sino cuando suceden, te sientes perdido. Los hijos también se mueren, pero eso a nadie le interesa contarlo.
Ahora diez meses después del nacimiento de mis hijas, aun queda un largo camino que recorrer.
El ingreso en la UCIN de Lucía dejo muchos miedos  y muchas inseguridades. Dejo paso a las temidas secuelas que sabes que pueden aparecer en cualquier momento. Decidí dejar de trabajar para dedicarme a Lucía y es la mejor decisión que he podido tomar. Es una niña que a pesar de todo está sana y es feliz, nos regala cada día momentos maravillosos. De alguna manera me ha hecho confiar aunque sea un poco otra vez en la vida. Apenas nació con 680 gramos y hoy es una niña maravillosa. La miro y todo ha merecido la pena, las largas noches sin dormir, con pánico a que nos llamaran del hospital, el dolor y la incertidumbre que nos acompaño largos meses ha quedado a atrás. Ella me hace sentir que podremos con todo, que Lía la cuida desde el cielo y que aunque no podamos disfrutarla de la manera que nos gustaría, también nos enseño muchas cosas antes de irse. Soy madre de dos niñas y lo peleare hasta el día que ya no este.

Lucía crecerá sabiendo que fue y es una gran guerrera, que le gano la batalla a la muerte y se aferro a la vida, que nos devolvió la luz y que es el mejor regalo. Crecerá sabiendo que tiene una hermana que también lo intento y a la que siempre que quiera podemos ir a ver. Que solo tiene que mirar al cielo para sentirla cerca.
Ser madre me ha cambiado la vida, estoy aprendiendo a ser mamá de una hija de la que no puedo disfrutar, no todos los días es fácil y muchas veces tengo que enfrentarme a situaciones que me generan dolor, pero Lía es y será siempre un regalo. Y Lucía nos enseña cada día lo que realmente es importante. He aprendido a valorar muchas cosas que antes pasaban desapercibidas y a dar gracias cada día por estar aquí. Nos toco esta batalla, me sigo preguntando a veces porque,  luego miro a mi hija y en su sonrisa encuentro la respuesta."

lunes, 22 de abril de 2019

Probamos Bebenube

El mes pasado decidimos probar las cajitas de Bebenube ya que llevaba tiempo viéndolas y me parecían una buena opción para obtener productos de bebes a precios más asequibles. Las cajas se distribuyen mensualmente (el envío se realiza a final de mes aunque antes de recibirlo puedes ver en su web o en sus redes sociales el contenido que corresponde a la de ese mes) y tienes varias opciones donde elegir: de 0-5 meses, 6-12 meses y 13-24 meses; así como distintas tarifas para elegir la que mejor os convenga, sin coste de cancelación en la suscripción mensual y teniendo siempre en cuenta que el valor total de los productos de la caja será superior a lo que estás pagando (y que incluirá entre 5 y 7 productos mensuales). Aunque si queréis beneficiaros de un 50% de descuento en vuestra primera caja podéis usar el código promocional que me han facilitado: miarcoiris (todo junto y en minúscula)

En su web tienen la opción también de regalar sus cajas, una muy buena opción para tener un detalle con padres recién estrenados que recibirán un mensaje vuestro totalmente personalizado y la sorpresa mensual de un nuevo envío; y además están disponibles para contactar con ellos a través del correo electrónico de forma rápida y cómoda para solventar cualquier duda que tengáis, eso sí, me adelanto y os digo que si vuestros pequeños tienen algún tipo de alergia no os preocupéis porque la caja se adaptará a vuestras circunstancias.
Y...¿qué traía la caja de Marzo?
  • Libro de baño de KIOKIDS: está plastificado por lo que resiste perfectamente al baño. En casa nos encantan los libros y si encima tenemos la opción de usarlos en el agua, mejor que mejor. Este concreto es para trabajar los números aunque al venir en inglés se puede empezar a "hacer el oido" con los números y además al ilustrarlo con animales y colores son conceptos que también se pueden trabajar. De momento Daniella está encantada con el librito, guardandoselo a su hermano para cuando pueda usarlo.
  • Champý y gel de Naobay: tiene un olor estupendo y además sus productos son "cruelty free" y la mayoría aptos para veganos.
  • Cangrejo de mar de Nuby: ideal para Alejandro aunque aún es pequeño para probarlo, además de servir como mordedor también ayuda a mejorar el agarre y es apto para el momento del baño también!
  • Puzzle giratorio de Nuby: otro de los productos que Daniella está guardándole a Alejandro, se entretiene girándolo y haciendo distintas formas con él aunque en cuanto el agarre de su hermano mejore lo trabajaremos para estimular gracias a sus colores y bolas que tiene en el interior.
  • Potitos de Babybio: ya los habíamos probado con anterioridad pero no estos sabores, el de melocotón y manzana le ha encantado a la pequeña
  • Lima de uñas de Dreambaby: ideales porque son más pequeñas de las normales y son muy útiles para esos picos típicos que quedan tras cortar las uñas o cuando no están muy largas pero aún así arañan
Ya sabéis... si os gusta la idea de obtener una de las cajas de Bebenube podéis usar el código promocional que me han facilitado: miarcoiris (y obtendréis un 50% de descuento). Y como siempre podéis continuar siguiéndonos en nuestra página de instagram: @mi_arcoiris_guerrero

martes, 9 de abril de 2019

Un ángel que voló muy pronto

Tras un pequeño tiempo de inactividad por resultarme imposible sentarme a escribir al ordenador por el embarazo vuelvo a retomar el blog y con ello vuestras historias de mamá en el cielo, historias que me escribisteis en su momento o que continuáis haciéndolo y no quiero que queden en el olvido ya que no sólo es una forma de mantener vivo el recuerdo de vuestros pequeños, sino que también ayuda a otras mamas que hayan pasado por esa situación a sentirse comprendidas y sobre todo, a sentir que no están solas. Si tú también quieres que comparta tu historia escríbeme a miarcoirisguerrero@gmail.com o por privado a mi cuenta de instagram (@mi_arcoiris_guerrero), como ha hecho Erika (@erikadaluz16) una mamá valiente que demuestra que la maternidad aparece mucho antes de tener a nuestro bebé en brazos y es que ya desde el mismo momento en que sabemos de su existencia algo dentro de nosotras cambia. Además, muestra con su testimonio una vez más la necesidad que existe de crear protocolos médicos para actuar tanto en casos de pérdida prenatal como en casos de abortos ya sean del primer trimestre, tardíos o por elección personal, os dejo con su testimonio porque ella es otra mamá en el cielo:

"¿Conocéis esa sensación de dolor y rabia incontrolable dentro de tu pecho? Esa sensación la sentí yo el 4 de Enero de 2016 cuando me confirmaron que mi bebé había parado su desarrollo en la semana 11...
Cuando me enteré de mi embarazo no podía creerlo, había dejado ese mismo mes las pastillas anticonceptivas que llevaba tomando durante diez años y en esa misma ovulación se creó mi bello ángel. Sentía nervios, muchos nervios... aunque mi deseo de ser madre era bastante fuerte no lo esperaba tan rápido y de hecho aún estaba estudiando el último año de universidad, por eso cuando se lo conté a mis padres llorando no sabía si era por el miedo a su reacción o de los propios nervios que recorrían mi cuerpo... sólo sé que no paraba de llorar. Ellos desconcertados y también nerviosos me hicieron la misma pregunta varias veces... ¿lo vas a tener?... y a pesar de esa mezcla de emociones no lo dudé ni un instante, "claro que sí", contesté tajante.
Esos nervios continuaron hasta la primera ecografía, en la semana 4 que aunque no se pudo escuchar su corazón me dijeron que era normal y simplemente me mandaron a casa con la receta de ácido fólico y buena alimentación, como a cualquier embarazada... pero en la siguiente ecografía ya empezó la preocupación y el miedo... sí pudimos escuchar el corazón de mi bebé, había crecido mucho, pero la ginecóloga tenía malas noticias, había un pequeño desprendimiento de la placenta y eso significaba RIESGO DE ABORTO, y así sin nada para suavizar el golpe te lo dicen y te lo plasman bien grande en el parte médico, para ayudar a tranquilizarte... comencé a llorar, me invadió el miedo y lo pasé muy mal, pero poca cosa podían hacer los médicos más que mandarme reposo absoluto y demostrar la poca empatía que pueden tener ante estas situaciones: "si estás de perderlo lo perderás, mucho no puedes hacer. Eres jóven, no te preocupes", esa insensibilidad que muchas veces conocemos y que parece que por ser jovenes ya no nos duelen nuestros pequeños ángeles. 

Pasaron las semanas y me tocó la revisión de las ocho semanas, todo estaba bien aunque aún seguía ese pequeño desprendimiento así que el miedo y la incertidumbre continuaban...
Recuerdo perfectamente el 24 de Enero como uno de los peores días de mi vida, estaba haciendo cola en pull&bear y me dio un mareo enorme, tanto que pensaba que me moría. Sentí que mi cuerpo cambió de temperatura, me quedé helada, pálida y con ganas de vomitar... no sabía que en ese momento mi bebé se había ido al cielo... ahora si lo sé...
Esa misma noche empecé a sentir un dolor muy, muy fuerte de lumbago... era algo horroroso pero sabía perfectamente que el lumbago duele así porque lo suelo padecer... pero había algo extraño... y era una sombra rosa en el papel del baño al limpiarme... muy leve, casi imperceptible, pero yo la veía...Fuimos a urgencias y allí ni siquiera me hicieron una ecografía ni una analítica, nada de nada, embarazada de 12 semanas y prácticamente me ignoraron: "vete a casa, es un simple lumbago, si no hay sangrado abundante rojo no vengas". Gracias doctor... tuve a mi bebé muerto dentro de mí 12 días.
Llegó el día de la ecografía de la semana 12, la más importante del primer trimestre y todos con ilusión fuimos, acompañada de mi madre que venía desde Barcelona, mi hermana y mi novio.
Empezó todo bien, me hizo una ecografía vaginal donde se vio a mi bebé perfectamente formado, pero la cara de la ginecóloga ya era un poema...recuerdo que dijo que era muy pronto pero íbamos a confirmarlo con una ecografía. Yo ya sabía que algo iba mal, lo sabíamos mi novio y yo... la doctora mandó salir a todo el mundo de la sala y aquí vino el disparo directo a mi corazón "tu bebé ha dejado de latir su corazón, se ha parado en la semana 11. Lo siento. ERES JOVEN", otra vez con la edad, parece que sólo a partir de una franja de edad tienes derecho a que te duela una pérdida, que a partir de determinadas semanas de gestación es válido ese dolor...y escribiendo estas palabras me doy cuenta de lo que me sigue doliendo, del poco tanto de algunas personas, de la pérdida de empatia hacia los demás...porque tras darme esa noticia a los tres minutos, sin darme tiempo a asimilar todo lo que estaba sintiendo, me empezó a hablar de un legrado...legrado el cual rechacé y aborté en mi propia casa, ayudada por tres pastillas via vaginal que provocan contracciones iguales a las de un parto.

Perdí a mi bebé y con él toda esperanza, perdí la ilusión y confianza en los médicos. Me di cuenta que en este mundo hace falta más humanidad...
Mi ángel, mamá te ama"

Muchas gracias a Erika por compartir su experiencia con todos nosotros y si tu quieres dar voz a tu pérdida puedes escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com o por privado a mi cuenta de instagram (@mi_arcoiris_guerrero)