viernes, 22 de junio de 2018

Mamá guerrera

La historia que os traigo hoy es especial, la historia de una mamá que tuvo que dejar ir a su pequeño ángel Rubén a pesar del dolor que sentía porque sabía que si llegaba al final del embarazo su vida iba a ser breve y dura. Ella lo decidió pero no fue fácil y todos los días le tiene presente en su mente. Hace unos meses anunció en su instagram (@embarazadaalos19) que iba a darle una hermanita a Rubén, esta vez sería mamá en la tierra, de su pequeña Alexandra que nacerá para Septiembre para llenarles de felicidad y que puedan dar todo el amor que tienen que dar, pero no será su primer hijo, sino su segundo aunque el primero no podáis verlo. Historias duras pero de superación, de una mamá joven, decidida y valiente. Os dejo con su historia y os recuerdo que podéis contarme la vuestra escribiéndome a miarcoirisguerrero@gmail.com o por privado a mi cuenta @mi_arcoiris_guerrero

Mi historia (o mejor dicho, nuestra historia) empezó un 28 de abril de 2017, tras 4 meses de búsqueda por fin vimos el positivo. Entonces yo tenía 19 años y mi pareja 27.
 Desde el día en que vi el positivo empecé a manchar: amenaza de aborto. Primer susto.
Estuve desde el principio de baja laboral y en reposo.
No nos atrevimos a contar a la familia la noticia por el miedo a perderle en cualquier momento.. Así que decidimos esperar a las 12 semanas para ver que estuviese bien y  dar la noticia. Nada más lejos de la realidad..

A la eco de las 12 entramos tan emocionados Cuando le vi latir, fue todo un descanso para mí porque esa era la mayor de nuestras preocupaciones Pero entonces cuando empecé a llorar de emoción, el ginecólogo muy serio dijo: Tiene la translucencia nucal alta, además de un higroma tabicado cervical, y tenemos que hacer biopsia corial para descartar que tenga algún síndrome.
Nos dijeron que sale alterado en casos de síndrome de down y demás, pero también en bebés con problemas de corazón, y al nuestro le veían algo raro, pero no sabían el qué exactamente pues aún era muy temprano.

Estábamos destrozados. Con 19 años, sin antecedentes de nada, ni siquiera mi madre había pasado nunca por un aborto y tiene 4 hijos.. no entendía porque a mí, aunque he de decir que siempre he tenido pánico de que a mis hijos les pudiese pasar algo.

La semana siguiente me hicieron la biopsia corial y tuvimos que esperar 3 eternas semanas los resultados.Niño cromosomicamente normalPor fin, sentí que al final empezaba a ver luz al final del túnel. Era un niño, Rubén, y estaba sano. Solo quedaba descartar que en la semana 16 el corazón estuviese bien.

Llegó el día, ya no manchaba y solo pensaba en que todo iba a salir bien. Entramos nerviosos perdidos, mi pareja negaba con la cabeza mientras la doctora movía el ecografo por toda la tripa sin articular palabra. Yo le sonreí, le dije: Mírale, es precioso, todo va a salir bien.Y otro batacazo más.Vuestro hijo tiene Tetralogía de Fallot, es una cardiopatía bastante frecuente, pero el problema es que es muy muy severa. Apenas tiene arteria pulmonar, va a colapsarse y no es viable, os recomiendo interrumpir el embarazo cuanto antes. No recuerdo nada más. Ella empezó a hablar y a hablar. Yo solo miraba la pantalla con la imagen congelada de mi hijo. No entendía nada, no entendía porque a mí, porque a Rubén.

Fuimos a la ecocardio de nuestro hospital de la SS, allí nos dieron la opción de interrumpir el embarazo, pero también de continuar un poco más a ver si el corazón evolucionaba bien o no.
Yo tenía claro que jamás haría sufrir a un hijo por mis ansias de ser madre, pero si los médicos me daban opciones de que el niño pudiese tener una vida de calidad y normal, iba a por todas, así que si ellos veían que podía ir a mejor íbamos a esperar.

A través de IG iba contando mi historia, aunque sin mostrar mi rostro, pues mi familia seguía sin saber todo lo que estaba pasándome. (Sólo lo sabían mi madre, mi hermana y mi suegra).
Entonces una chica al leer mi historia me contactó y me recomendó que si era posible que me visitasen en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, allí estaban los mejores especialistas en cardiología infantil y neonatal, y si alguien podía hacer algo por mi hijo, eran ellos.
Así que no dudé, me puse en contacto con el hospital, y al ser yo de Valencia había que realizar bastantes tramites para que me pudiesen trasladar el historial hasta Madrid y visitarme.
Pero estaba ya de 18 semanas y no había tiempo, teníamos que tomar decisiones en breve, así que conseguí que me visitasen sin cita oficial.

A la semana siguiente fuimos rumbo a Madrid mi pareja, mi madre y yo. Vi tantos niños en esa sala de esperaVarias madres me contaron sus historias, con lágrimas en los ojos, y me desearon que ojalá no tuviese que vivir todo eso que ellas estaban viviendo.

Allí fueron tajantes. Era de los peores casos que ellos habían visto, si no el peor. El pronóstico no era nada bueno. No creían que pudiese llegar a nacer con vida, pero de sobrevivir habría que programar el parto con cardiólogos y cirujanos 24h, para nada más nacer ver todo lo que tenga, y decidir si operarle en ese instante o esperar unos días.
Es decir, mi hijo si llegaba a nacer iba a ser operado a corazón abierto para intentar conseguir que sobreviviese hasta los 3 meses, y así tener más peso, para volverle a operar con una cirugía extracorpórea, la cual consiste en pararle el corazón y que sea una máquina quien bombee la sangre a los órganos mientras intervienen el corazón, con todos los riesgos que eso entraña.
Me explicaron que era muy posible que le quedasen secuelas a nivel neurológico y multiórganico. Quizás no podría andar, hablar, comerQuien sabe.
Además añadió: Este cariotipo genético que le hicieron a tu hijo no es completo, no me sirve. Yo creo que tu hijo tiene algo más. Deberías pedir en el hospital que te realicen un array para descartar una selección del cromosoma 22q11.2, lo que significa Síndrome de DiGeorge.

Suena a chino. Lo sé. Así me sonó entonces. Por desgracia, ahora entiendo bastante el tema.

A las 20 semanas volvimos a la ecografía de nuestro hospital. Tras mucho hablar con los cardiólogos, la frase que detonó la decisión fue: Si el niño no se muere dentro de ti y llega a nacer, vivirá un auténtico calvario para terminar muriéndose.

No había más que hablar. El miércoles 22 de Agosto de 2017, tras un fin de semana horrible, de llantos y despedidas, de no querer sentirle moverse, de sentirme un monstruo, ingresé a las 10 de la mañana con la primera pastilla de prostaglandina vía vaginal para provocar el parto.

Tras horas y horas de llantos, y mucho,mucho dolor, tanto físico como psíquico, a las 18:20h nació Rubén, con 342g y 23cm.

Le tuve en mi regazo durante unos minutos. Toqué su cara, sus manos, le di besos.. le pedí perdón. Le repetí mil y una vez que nos perdonase, que lo hacíamos por él. No olvidaré jamás ese momento. El momento más cruel y bonito de mi vida. Era un bebé perfecto, parecía que estaba bien...me sentí un auténtico monstruo.

Los doctores nos repitieron que habíamos hecho lo correcto, pero en ese momento era imposible entender nada.

Acababa de dar a luz a mi hijo sin vida, salí de ese hospital con los brazos vacíos, tras tanto tiempo soñando con salir de ese hospital siendo 3.
Flaqueé mucho, los primeros días en casa fueron espantosos. No entendía que mi vida tuviese sentido, no entendía porque yo merecía seguir aquí, si lo más valioso que tenía ya no estaba.

Me costó mucho tiempo asimilar todo lo que había tenido que vivir en apenas 5 meses. Todos los golpes que me había dado la vida desde entonces. Me costó aceptar que la vida tiene que seguir aunque parezca imposible. Para mí el mundo estaba parado.

Pedí que le hiciesen a Rubén la prueba que me recomendaron en Madrid, y tras 4 meses angustiosos nos confirmaron que había salido positiva. Rubén tenía Síndrome de DiGeorge.
Tras decirme que genéticamente estaba sano, nos encontramos esta noticia que nos cayó como un jarro de agua fría. Ahora nos tocaba enfrentarnos a pruebas genéticas nuestras, pues este síndrome tiene un factor hereditario y puede ser que uno de nosotros fuese portador y el 50% de nuestra descendencia pudiese heredar la enfermedad.

Con los meses, aunque lo creía imposible, he aprendido a vivir con el dolor. Un dolor tan intenso, tan fuerte, que creí que acababa conmigo.

En diciembre de 2017, a poco más de 4 meses de nuestra boda, tras mucho hablar, decidimos mi pareja y yo que ese mismo enero empezaríamos con la búsqueda de un nuevo embarazo. Como sabíamos que el embarazo podría tardar decidimos no esperar más, y si decidía venir antes, nosotros encantados. Nuestro hijo debería tener 3 meses el día de nuestra boda, y saber que no iba a estar nos hizo replantearnos todo.. Pues ese mismo mes, el 31 de diciembre, despedimos el año de la mejor forma que podríamos hacerlo, con nuestro positivo en la mano.

El comienzo de este nuevo embarazo tengo que decir que no fue nada fácil, además de añadir los "percances"que tuvimos, el embarazo arcoiris lo pintan como maravilloso, fanástico, que llega la alegría de tu vida... pero nada más lejos de la realidad. Fue un sufrimiento desde el primer día

Un simple manchado te hace entrar en cólera. Un simple escape de pipi al toser y piensas que es líquido amniótico. Si podría tener una infección en la bolsa y romper membranas. Si nacería antes de hora. Si estaría sana. Si su corazón latiría.

Un embarazo arcoíris hace que cojas todos los miedos existentes alrededor del embarazo y los vivas todos del golpe. Todas las historias que has oído de bebés que no llegan a término, de complicaciones.. todas crees que te van a pasar a ti. Los días no pasan, no sientes ilusión. Ni siquiera sentí un vínculo con este bebé pese a verle varias veces en ecografía.

Este embarazo comenzó con manchados y su pertinente visita a urgencias, para variar.
Nada más entrar a la consulta de urgencias me hicieron una beta (Analítica en sangre que mide si hay hormona del embarazo y si la cantidad es correcta para las semanas de gestación). Salió bajísima, 12. Me dieron el alta con el diagnóstico de aborto bioquímico. Fue un palo, pero después de lo que habíamos vivido prefería eso a volver a pasar por lo anterior. Me dijo: Si en 2 semanas no te baja la regla vuelves, pero vamos, no tendrás que venir.

Pues a los 3 días estaba de nuevo en urgencias porque el manchado había menguado y no me encontraba demasiado bien, prefería que me repitiesen la beta para ver que había pasado, porque algo dentro de mí me decía que estaba embarazada. La beta había triplicado hasta 57. Lo que hacía pensar que el embarazo avanzaba. Me dijeron que veían algo en la trompa, muy pegado al ovario derecho.. Así que empezaron las betas cada 2 días y ecografías de control para descartar un embarazo ectópico. De verdad, no creía que me estuviese pasando esto a míLo pasé fatal, imaginándome que pudiesen tener que extirparme una trompa o incluso un ovario!

Lloré mucho, pero tras 2 eternas semanas por fin se vio el saco dentro del útero.

Poco a poco el manchado desapareció y empezó a llegar la calma. Se acercaba la eco de las 12 semanas a la que yo le tenía un pánico tremendo. Además, nosotros nos realizamos las pruebas genéticas para saber si somos portadores de la enfermedad que tenía Rubén o no, pero otra vez más el hospital la lió”Nos hicieron unas pruebas que no servían para ver ese síndrome, así que en realidad estaba embarazada y sin saber si somos portadores de la enfermedad que tuvo mi hijo. Entonces sí, pedí traslado a otro hospital, no pensaba llevar ahí mi embarazo por nada del mundo. Allí acudimos para la eco de las 12 semanas y por fin, TN de 1,2mm, corazón y todos los órganos normales.
No podía parar de llorar de felicidad. Era nuestro bebé y estaba sano. Por fin sentí romper esa coraza en mi mente y corazón que había creado alrededor de este bebé. No me dejaba crear un vínculo con él, no podía ilusionarme.
Aunque no había indicio de que algo fuese mal, por nuestro antecedente y no tener nuestro estudios genéticos nos recomendaron hacer biopsia corral o la amniocentesis.Me hice la biopsia corial, y tuvimos que esperar 5 semanas para tener los resultados.Por fin, el 3 de abril de 2018 acudimos a por los resultados en los que nos confirmaban que nuestra hija era sana. Nuestra niña, Alexandra.
A partir de ahí empecé a disfrutar mi embarazo. Llegó la ecocardio de las 16 semanas donde con Rubén nos confirmaron el peor diagnóstico, y esta vez, nos dijeron que su corazón y todos sus órganos estaban perfectos.
En la eco de las 20 semanas: Esta vez es la buena, enhorabuena, os lo merecéisMe parece increíble que dentro de mí esté creciendo un bebé que en apenas 3 meses podré tener en mis brazos.

Cuando vives algo así, parece imposible traer un hijo sano al mundo, que siempre vas a tener esa mala suertePero no, hay que luchar por los sueños, hay que perseguirlos. El camino no es fácil, nadie lo dijo, pero los sueños se cumplen.

Solo quedan 3 meses para tener a mi princesa arcoíris con nosotros, y no veo el momento. A veces surgen miedos de si seremos buenos padres, si lo haremos bien.. Pero luego todo se disipa. Claro que sabremos, daríamos la vida por ella, y haremos todo lo que esté en nuestras manos por que nuestra hija crezca sana y feliz. Más querida y deseada no podría ser.

Eso sí, nunca un bebé sustituye al anterior. Al principio cuando nació Rubén me negué en rotundo a tener más hijos, porque no quería que nadie pensase que lo estaba sustituyendo. Pero con el paso de los meses, aceptas que eso nunca va a suceder, que el amor no se divide, se multiplica y que Rubén siempre va a tener su sitio en mi corazón y en nuestras vidas, y nunca, jamás, nadie lo podrá ocupar.
Al fin y al cabo, él fue mi primer hijo, al que tanto deseé y amé, y que sin duda, jamás olvidaré.

Rubén, tu hermanita Alexandra sabrá que tiene a su mayor ángel de la guarda cuidándole y protegiéndole. No hay mayor regalo que ese. Te queremos, os queremos.
Quiero agradecer nuevamente este testimonio y ademas felicitarla por esa pequeña que pronto llegará. Como bien dice, un bebé no sustituye a otro por eso Alexandra siempre tendrá un hermanito en el cielo.

lunes, 4 de junio de 2018

El arcoiris después de la tormenta

Hoy Judit puede decir orgullosa que es una mamá en la tierra, pero por desgracia también es una mamá en el cielo, y ella, como en mi caso ha tenido que escuchar como menospreciaban a su ángel únicamente por tener ya a su segundo hijo entre sus brazos. El relato de esta mamá en el cielo no sólo busca visibilizar el duelo que tantas veces vemos ignorado, sino también que se entienda que un hijo no sustituye otro, y que los llevamos siempre en nuestro corazón ya que por desgracia no podemos llevarlos en nuestros brazos.
Recordaros que podéis escribir vuestra historia para compartir escribiéndome a miarcoirisguerrero@gmail.com:

Hace dos años mi vida se derrumbó a pesar de tener todo lo que muchos desearían: dinero, amor... pero yo me sentía vacía porque acababa de perder a mi primer hijo cuando estaba embarazada de 20 semanas. 
Todo parecía que iba estupendamente, estaba en una nube y los meses pasaban mientras mi barriga crecía. Estaba ilusionada, pensando en como cambiaría mi vida con la llegada del bebé, emocionada y con algo de miedo por lo desconocido pero como todas las futuras mamas no veía el momento de tener a mi pequeño entre mis brazos... hasta que de repente todo cambió, todo se torció y mi mundo se puso una vez más del revés pero esta vez no iba a ser tan alegre como la primera.
El 8 de Diciembre de 2015 ingresé en el hospital dilatada de 2cm, fue un auténtico jarro de agua fría, me bloqueé... me hicieron pruebas, entré en quirófano para hcerme un cerclaje y así intentar frenar esa dilatación, mandé toda mi energía positiva esperando y deseando que todo siguiera bien... pero no fue así.
El 9 de Diciembre, 24 horas después de mi intervención, entraron dos ginecólogas y alguna enfermera para informarme de mi verdadera situación. Después de confirmar que recordaba lo que había sucedido los días pasados me dieron la peor noticia que podía imaginar: habían llegado los resultados de la amniocentésis que me habían hecho el día anterior y el laboratorio les había confirmado que tenía infección. Tenían que quitarme el cerclaje que me habían puesto e interrumpir el embarazo. En ese momento no era consciente de lo que estaba sucediendo, me quedé bloqueada, no entendía como se terminaba en ese momento, a las 20 semanas. ¿Por qué él? ¿por qué nosostros? Quería huir, no quería vivir eso. Un parto que significa un adiós, hasta nunca, hasta aquí hemos llegado...¿qué había hecho yo para merecer esto? y lo peor, ¿qué había hecho mi bebé para no tener derecho a vivir? Él no se merecía eso... mi vida se derrumbó por segundos, me quería morir...
La experiencia del parto que yo había pensando mil veces como algo mágico, el momento en el que supuestamente ves a tu bebé y cambia todo... en resumen, el inicio de una nueva vida para mí realmente fue el peor momento de mi vida porque conmigo, aún estaba con vida, pero al separarnos se terminó todo, como si fuera un sueño, ¿y luego qué? ¿mi vida volverá a ser la misma? Las horas siguientes al parto entre en un estado de relativa calma pensando que ya estaba todo y que sería mejor para él así porque dentro no estaba bien, la vida sigue...me imagino que en esos momentos el cuerpo y la mente se protegen.
Después de tres días en el hospital me sentía vacía, sin saber qué hacer ni como vivir a partir de ese momento, los últimos 5 meses anteriores todo era ilusión, familia, planes de futuro...¿y ahora tenía que olvidarme de todo eso?¿volver a lo de antes como si nada hubiera pasado? imposible.
Después de eso sólo recuerdo el dolor que sentía, fue una época muy dura que no ayudaba nada los comentarios que la gente me decía como que no pasaba nada, todo iba a seguir, als cosas pasan por algo, eres joven... palabras que se clavaban como astillas en la piel que cada vez dolían más y más... y después de todo esto, sales a la luz del día, del sol, de la vida, como si volvieras a nacer pero con el corazón hecha pedazos...


Fue una época muy dura, podría decir que la peor de mi vida con diferencia, pero a la vez me hizo aprender y crecer muchísimo como persona.
Al año me quedé embarazada, pero sabía que iba a ser muy difícil, partía de una pérdida, un embarazo de riesgo, meses de reposo sin poder ver la luz del sol, una pausa en mi vida donde no podría hacer prácticamente nada... incluso tenía que pasar por quirofano, otra vez, pero lo conseguí, conseguó ver el arcoiris después de la tormenta.
Por esto hoy estoy aquí, para dar esperanzas a quien lo esté pasando mal como yo en su día, quien esté a punto de rendirse, quien no vea salidas...
Porque el miedo hay que comérselo, hay que luchar, hay que ir a por todas, no rendirse, caer y levantarse las veces que hagan falta, porque así uno consigue hasta lo que creía imposible.


Agradecer nuevamente a Judit su testimonio que espero pueda ayudar a otras mamas que han pasado por esta situación y recordar que podéis contar vuestra historia escribiéndome a miarcoirisguerrero@gmail.com

Retinopatía del prematuro

La retinopatía del prematuro es bastante frecuente en prematuros extremos (aquellos que nacen con menos de un kilo y medio de peso o por debajo de la semana 31) y consiste en un crecimiento anómalo de los vasos sanguíneos de la retina lo que puede ocasionar ceguera si no se controla correctamente, aunque en la mayoría de los casos se resuelve de manera espontánea por si solo. Para entendernos bien, al nacer antes de tiempo los vasos de la retina crecen de forma descontrolada, más de lo que deberían y por tanto empiezan a empujar la retina, si este crecimiento no se detiene y además aumenta puede ocasionar un desprendimiento de retina ocasionando la ceguera comentada por lo que es muy importante realizar un seguimiento durante la uci y a posteriori porque también tienen más riesgo de tener miopía a edades tempranas, ambliopía (ojo perezoso), estrabismo (desviación de los ojos) y necesidad de gafas por diferentes factores. Todo ello monitorizado pues puede generar bradicardias o apneas debido a los medicamentos empleados para dilatar la pupila.
Hay varios tratamientos pero a día de hoy el más frecuente es la operación con láser que aunque es algo rutinario y breve es necesario dormir al bebé porque debe estar lo más quieto posible. Existen diferentes factores de riesgo, y en el caso de Daniella se juntaba con todos ellos: peso al nacer y semanas de gestación, anemias y transfusiones de sangre, dificultad para ganas peso, dificultad para respirar y la salud generalizada del bebé. Además puede haber diferentes grados, siendo el más complicado el grado III (o IV dependiendo de los manuales que consultes).

¿Cómo afectó esto a Daniella?  Como a todos los prematuros que nacen antes de la semana 31 empezaron a hacerle los fondos de ojos según edad gestacional (no recuerdo cuando se empieza pero eso es marcado por un protocolo) y se los repitieron cada quince días (de hecho nos fuimos un día más tarde de alta porque tenían que hacerle otro fondo de ojos). El problema vino en que la evolución de Daniella en cuanto a la retinopatía fue bastante raro ya que pasó de no tener nada a comenzar con un poco hasta llegar a un grado 3 en la semana 38, algo extraño porque a partir de la semana 36 o se estabiliza o mejora pero nunca empeora. Tras numerosos fondos de ojos que pasaron a ser semanales porque no tenían claro la evolución (curiosamente mejoraba en extensión es decir se hacía más pequeño pero empeoraba en gravedad) decidieron que debían realizarle la operación con láser porque no mejoraba y se podía quedar ciega. Lo prepararon todo de urgencia porque había que irse a otro hospital, así que de un día para otro teníamos cita y aunque me propusieron trasladar a la pequeña en ambulancia preferí dormir esa noche en casa ya que de salud estaba bien y el próximo día irnos juntas sin prisa. Estaba de los nervios no tanto por la operación (porque ya había pasado otra y peor) sino por la anestesia, no se que miedo le he cogido a las anestesias pero me dan pánico... tras dos horas dilatando pupilas porque el nuevo equipo quería comprobar como se encontraba realmente el ojo y porque le costó mucho dilatar, se pasaron a la pequeña a consulta ya que "ya era grande y no necesitaba monitor" simplemente para decirnos que no tenía absolutamente nada... uff.... solté todo el aire que tenía contenido y más cuando nos explicaron la realidad de la situación y es que Daniella ya tenía cuatro meses y si lo que el primer equipo había visto era cierto ellos a esas alturas ya no podrían haber hecho nada por ella, es decir, que ya estaría ciega...¿os imagináis mi indignación? obviamente puse una reclamación pero como suele suceder en los casos médicos suelen cubrirse las espaldas aunque por suerte me enteré que a raíz de esta situación se cambió el protocolo, por lo que espero que no vuelva a pasar este error nuevamente.
Hoy hemos vuelto al oftalmólogo, algo rutinario....por protocolo como muchas otras pruebas, la verdad he ido algo molesta porque ya en la anterior revisión me dijeron que no tenían que verla hasta los dos años, ¿de verdad es necesario hacérselo pasar mal a la pobre? como ya sabíamos está todo bien pero nos toca volver en Diciembre para que la vea el experto retinologo realmente porque la que le atendió hoy no lo era, además de haberle dilatado en 45 minutos cuando Daniella dilata fatal (cosa que ha reconocido la otalmóloga pero aún así le ha mirado con mínima dilatación), menos mal que me fío muchísimo del anterior doctor ya que tenía mucha experiencia en estos temas, sino tendría una preocupación añadida sólo por querer hacer una persona su trabajo a medias.


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