miércoles, 14 de marzo de 2018

Anorexia del lactante II

Llevo tiempo queriendo escribir la continuación de la entrada que hice tras el ingreso de Daniella donde os comentaba brevemente qué era la anorexia del lactante y cómo estábamos nosotros modificando rutinas y conductas para que la pequeña volviese a comer (podéis ver la entrada inicial aquí) todo pensando que iba a ser cuestión de semanas y que en breve volvería a instaurarse la comida con normalidad. Me equivoqué y mucho porque aún seguimos batallando con este tema y es nuestro talón de Aquiles (el contrapunto es que es un bebé que duerme genial, toda la noche del tirón y eso es una maravilla), porque aunque es cierto que hemos avanzado algo y hace sus tomas con relativa normalidad, lleva sin engordar desde Octubre (pesa 5kg con 10 meses de edad real, 6 y medio de edad corregida) y las rutinas que muchas veces tenemos que tener en el momento de la comida no son de las mejores. 

Lo primero que he tenido que gestionar durante este proceso son mis emociones, tener la hora de la como algo agradable, pausado, sin prisa ni presión... y aunque ahora he conseguido llegar a un estado mental más zen de esos momentos, no quiero engañar a nadie, me he frustrado en muchas ocasiones, he gritado, he llorado y hasta he rogado a mi hija que comiese porque aún a día de hoy me cuesta entender que durante un periodo de su vida no haya querido comer porque asocio la comida con vida, y he llegado a dudar de si mi hija quería vivir o no.
Como comenté, a sido un proceso escalonado, de poco a poco y sin ninguna prisa, pero con situaciones incómodas para la niña:
Lo primero que hicimos fue empezar a darle de comer dormida porque comprobamos que cuando estaba dormida o al menos muy relajada, comía más cantidades, por lo que, salvo en las tomas de la noche, Daniella estaba todo el día despierta y sólo se dormía para las tomas, una media hora cada 3 ó 4 horas. La pobre estaba agotada, y tenía hasta ojeras pero así conseguimos quitar la sonda en Diciembre, un poco antes de Navidad. En ese momento ya habíamos introducido la verdura a su dieta aunque seguíamos fundamentalmente con papillas de cereales.
Según iba avanzando e íbamos introduciendo alimentos empezamos poco a poco a darle de comer despierta, el problema era que se cansaba y se revelaba mucho por lo que tuvimos que empezar a darle la comida con la tele o el móvil para distraerla; y aquí alguna madre o experto me dirá que es lo peor que he hecho, que soy una auténtica mala madre... y mil cosas más. La verdad es que no me importa, de hecho no creo que tenga por qué justificarme, pero considero que desde el momento en que nacieron mis hijos he hecho todo lo posible por ellos, he luchado, he sufrido, he llorado... y si para que mi hija comiera algo tenía que usar unos métodos que a día de hoy no son muy ortodoxos, por mí estupendo porque recuerdo que estamos hablando de un bebé que dejó de comer, no que comiese poca cantidad o que comiese menos de lo que a mí me gustaría.

Actualmente estamos en el proceso de darle de comer sin televisión porque es cierto que es algo que no nos entusiasma, pero como todo vamos muy lentos porque preferimos pisar sobre terreno seguro. Hay que añadir que en los prematuros extremos no está aconsejado el BLW, entiendo que por inmadurez, aún así nosotros intentamos ir introduciendo algún alimento aunque muy espaciados para evitar que pueda generarse algún tipo de aversión a los sólidos, y será entonces cuando tengamos un problema mayor.
A pesar de los esfuerzos que hacemos, Daniella sigue sin engordar (está con infantrini, se introdujo la legumbre antes del año...) y aunque una parte de mí está tranquila porque tiene unas analíticas estupendas, otra está algo preocupada porque ya son muchos meses sin coger ningún gramo y sinceramente cada vez la veo más delgada, planteándome incluso si no estaría mejor alimentándose con sonda para que el Infantrini la hiciese engordar algo más.

1 comentario:

  1. Hola. Siena sigue exactamente igual con el tema de la anorexia y cada comida es una lucha entre ella y nosotros. Seguimos creyendo que cuando tenga consciencia empezará a comer de forma más normal pero los meses pasan y ella rechaza cualquier cosa. Es más, le damos juguetes y esos sí que los mete en la boca pero la comida nada de nada.
    Es desesperante. Esta mañana lloré cuando le di el bibe y ella estaba gritando sin cesar. Al final vomitó, cómo no. En fin, mucho ánimo y adelante que ellas nos necesitan!

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