martes, 9 de abril de 2019

Un ángel que voló muy pronto

Tras un pequeño tiempo de inactividad por resultarme imposible sentarme a escribir al ordenador por el embarazo vuelvo a retomar el blog y con ello vuestras historias de mamá en el cielo, historias que me escribisteis en su momento o que continuáis haciéndolo y no quiero que queden en el olvido ya que no sólo es una forma de mantener vivo el recuerdo de vuestros pequeños, sino que también ayuda a otras mamas que hayan pasado por esa situación a sentirse comprendidas y sobre todo, a sentir que no están solas. Si tú también quieres que comparta tu historia escríbeme a miarcoirisguerrero@gmail.com o por privado a mi cuenta de instagram (@mi_arcoiris_guerrero), como ha hecho Erika (@erikadaluz16) una mamá valiente que demuestra que la maternidad aparece mucho antes de tener a nuestro bebé en brazos y es que ya desde el mismo momento en que sabemos de su existencia algo dentro de nosotras cambia. Además, muestra con su testimonio una vez más la necesidad que existe de crear protocolos médicos para actuar tanto en casos de pérdida prenatal como en casos de abortos ya sean del primer trimestre, tardíos o por elección personal, os dejo con su testimonio porque ella es otra mamá en el cielo:

"¿Conocéis esa sensación de dolor y rabia incontrolable dentro de tu pecho? Esa sensación la sentí yo el 4 de Enero de 2016 cuando me confirmaron que mi bebé había parado su desarrollo en la semana 11...
Cuando me enteré de mi embarazo no podía creerlo, había dejado ese mismo mes las pastillas anticonceptivas que llevaba tomando durante diez años y en esa misma ovulación se creó mi bello ángel. Sentía nervios, muchos nervios... aunque mi deseo de ser madre era bastante fuerte no lo esperaba tan rápido y de hecho aún estaba estudiando el último año de universidad, por eso cuando se lo conté a mis padres llorando no sabía si era por el miedo a su reacción o de los propios nervios que recorrían mi cuerpo... sólo sé que no paraba de llorar. Ellos desconcertados y también nerviosos me hicieron la misma pregunta varias veces... ¿lo vas a tener?... y a pesar de esa mezcla de emociones no lo dudé ni un instante, "claro que sí", contesté tajante.
Esos nervios continuaron hasta la primera ecografía, en la semana 4 que aunque no se pudo escuchar su corazón me dijeron que era normal y simplemente me mandaron a casa con la receta de ácido fólico y buena alimentación, como a cualquier embarazada... pero en la siguiente ecografía ya empezó la preocupación y el miedo... sí pudimos escuchar el corazón de mi bebé, había crecido mucho, pero la ginecóloga tenía malas noticias, había un pequeño desprendimiento de la placenta y eso significaba RIESGO DE ABORTO, y así sin nada para suavizar el golpe te lo dicen y te lo plasman bien grande en el parte médico, para ayudar a tranquilizarte... comencé a llorar, me invadió el miedo y lo pasé muy mal, pero poca cosa podían hacer los médicos más que mandarme reposo absoluto y demostrar la poca empatía que pueden tener ante estas situaciones: "si estás de perderlo lo perderás, mucho no puedes hacer. Eres jóven, no te preocupes", esa insensibilidad que muchas veces conocemos y que parece que por ser jovenes ya no nos duelen nuestros pequeños ángeles. 

Pasaron las semanas y me tocó la revisión de las ocho semanas, todo estaba bien aunque aún seguía ese pequeño desprendimiento así que el miedo y la incertidumbre continuaban...
Recuerdo perfectamente el 24 de Enero como uno de los peores días de mi vida, estaba haciendo cola en pull&bear y me dio un mareo enorme, tanto que pensaba que me moría. Sentí que mi cuerpo cambió de temperatura, me quedé helada, pálida y con ganas de vomitar... no sabía que en ese momento mi bebé se había ido al cielo... ahora si lo sé...
Esa misma noche empecé a sentir un dolor muy, muy fuerte de lumbago... era algo horroroso pero sabía perfectamente que el lumbago duele así porque lo suelo padecer... pero había algo extraño... y era una sombra rosa en el papel del baño al limpiarme... muy leve, casi imperceptible, pero yo la veía...Fuimos a urgencias y allí ni siquiera me hicieron una ecografía ni una analítica, nada de nada, embarazada de 12 semanas y prácticamente me ignoraron: "vete a casa, es un simple lumbago, si no hay sangrado abundante rojo no vengas". Gracias doctor... tuve a mi bebé muerto dentro de mí 12 días.
Llegó el día de la ecografía de la semana 12, la más importante del primer trimestre y todos con ilusión fuimos, acompañada de mi madre que venía desde Barcelona, mi hermana y mi novio.
Empezó todo bien, me hizo una ecografía vaginal donde se vio a mi bebé perfectamente formado, pero la cara de la ginecóloga ya era un poema...recuerdo que dijo que era muy pronto pero íbamos a confirmarlo con una ecografía. Yo ya sabía que algo iba mal, lo sabíamos mi novio y yo... la doctora mandó salir a todo el mundo de la sala y aquí vino el disparo directo a mi corazón "tu bebé ha dejado de latir su corazón, se ha parado en la semana 11. Lo siento. ERES JOVEN", otra vez con la edad, parece que sólo a partir de una franja de edad tienes derecho a que te duela una pérdida, que a partir de determinadas semanas de gestación es válido ese dolor...y escribiendo estas palabras me doy cuenta de lo que me sigue doliendo, del poco tanto de algunas personas, de la pérdida de empatia hacia los demás...porque tras darme esa noticia a los tres minutos, sin darme tiempo a asimilar todo lo que estaba sintiendo, me empezó a hablar de un legrado...legrado el cual rechacé y aborté en mi propia casa, ayudada por tres pastillas via vaginal que provocan contracciones iguales a las de un parto.

Perdí a mi bebé y con él toda esperanza, perdí la ilusión y confianza en los médicos. Me di cuenta que en este mundo hace falta más humanidad...
Mi ángel, mamá te ama"

Muchas gracias a Erika por compartir su experiencia con todos nosotros y si tu quieres dar voz a tu pérdida puedes escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com o por privado a mi cuenta de instagram (@mi_arcoiris_guerrero)

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