jueves, 12 de abril de 2018

Mamá joven, mamá en el cielo


Las mamás que hemos tenido un parto prematuro o hemos perdido a nuestro bebé por el camino a menudo nos preguntamos si podríamos haber hecho algo, la culpabilidad nos invade e intentamos buscar explicación a algo que realmente no la tiene. El testimonio de hoy nos demuestra como ni siquiera la edad que parece tan importante en todo lo referente a la concepción puede salvarnos de sufrir estas pérdidas. Os recuerdo que si vosotras también queréis compartir vuestra historia podéis escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com o directamente a mi instagram sin más, os dejo la historia que hoy nos cuenta su historia Leila, una mamá en el cielo de 18 años:

Tengo 18 años y a pesar de mi juventud sé lo que es sentir el dolor más grande que puedas imaginar, el shock y la sensación de vacío ante la pérdida de un hijo porque yo perdí a mi bebé Noah, el 28 de Noviembre de 2017, estando de 23 semanas.
Los primeros dos meses de embarazo fueron muy duros por peleas con mi madre por mi bebé, sin embargo, después mejoró, mi bebé venía perfecto y yo estaba contenta porque iba a ser mamá; pero el 22 de Noviembre comenzó a estropearse todo. Tuve que ir a urgencias porque había empezado con contracciones y sangrado, pero los médicos no le dieron ninguna importancia porque consideraron que era sólo una infección urinaria y me mandaron a casa; sin embargo, estuve toda la noche con contracciones y a las ocho de la mañana al ser más fuertes y aumentar también el sangrado volví a urgencias, momento en el que decidieron ingresarme sin decirme por qué. Pasaron unas horas que parecieron días, yo continuaba igual y nadie me decía nada hasta que por fin me explicaron que tenía el útero bajo y debía guardar reposo absoluto al menos durante un mes. Era seguro que mi bebé nacería prematuro pero si aguantaba el tiempo que me habían dicho tendría más probabilidades de sobrevivir. Se plantearon hacerme una operación para levantar el útero, sin embargo había más riesgo de romper la bolsa y mi vida podría correr peligro por lo que decidieron esperar y ver si conseguíamos llegar a la meta que nos habíamos marcado.
El 27 de Noviembre me quitaron el Dulacipan, un mediamento para evitar las contracciones pero a las dos horas volvieron. Me bajaron a la sala y estuve allí toda la noche… a las 14.20 del día 28 rompí la bolsa y nació mi dulce angelito, Noah con 535g de peso. A mí me llevaron a otra sala después del parto, muerta de miedo e incertidumbre y deseando…esperando buenas noticias. A Noah se lo llevaron a neo, y aunque sé que luchó, que lo intentó porque era un valiente, a las 17.00 falleció por un paro cardio respiratorio. Mi mundo se vino abajo. El dolor de perder a un hijo no tiene explicación ni palabras posibles, sólo quién lo ha vivido puede entender realmente el vació inmenso que se apodera de ti. Yo entré con mi hijo en la panza con la esperanza de salir con él en brazos y sin embargo, salí con los brazos y el alma vacía. La tristeza inundaba mi cuerpo y aún hoy me cuesta mucho asumir que mi hijo ya no está conmigo. Sé que soy joven y que puedo tener más hijos, no es consuelo porque cada hijo es único e irrepetible. Mi primer hijo siempre será Noah, porque yo también soy mamá en el cielo.”




Podéis seguir mi día a día en mi instagram y si tienes algo que crees puede ser interesante para otras mamas puedes escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com

0 comentarios:

Publicar un comentario