Las mamás que hemos tenido un parto prematuro o
hemos perdido a nuestro bebé por el camino a menudo nos preguntamos si
podríamos haber hecho algo, la culpabilidad nos invade e intentamos buscar
explicación a algo que realmente no la tiene. El testimonio de hoy nos
demuestra como ni siquiera la edad que parece tan importante en todo lo
referente a la concepción puede salvarnos de sufrir estas pérdidas. Os recuerdo que si vosotras también queréis compartir vuestra historia podéis escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com o directamente a mi instagram sin más, os dejo la historia que hoy nos
cuenta su historia Leila, una mamá en el cielo de 18 años:
“Tengo 18 años y a pesar de mi juventud sé
lo que es sentir el dolor más grande que puedas imaginar, el shock y la
sensación de vacío ante la pérdida de un hijo porque yo perdí a mi bebé Noah,
el 28 de Noviembre de 2017, estando de 23 semanas.
Los primeros dos meses de embarazo fueron muy
duros por peleas con mi madre por mi bebé, sin embargo, después mejoró, mi bebé
venía perfecto y yo estaba contenta porque iba a ser mamá; pero el 22 de
Noviembre comenzó a estropearse todo. Tuve que ir a urgencias porque había
empezado con contracciones y sangrado, pero los médicos no le dieron ninguna
importancia porque consideraron que era sólo una infección urinaria y me
mandaron a casa; sin embargo, estuve toda la noche con contracciones y a las
ocho de la mañana al ser más fuertes y aumentar también el sangrado volví a
urgencias, momento en el que decidieron ingresarme sin decirme por qué. Pasaron
unas horas que parecieron días, yo continuaba igual y nadie me decía nada hasta
que por fin me explicaron que tenía el útero bajo y debía guardar reposo
absoluto al menos durante un mes. Era seguro que mi bebé nacería prematuro pero
si aguantaba el tiempo que me habían dicho tendría más probabilidades de
sobrevivir. Se plantearon hacerme una operación para levantar el útero, sin
embargo había más riesgo de romper la bolsa y mi vida podría correr peligro por
lo que decidieron esperar y ver si conseguíamos llegar a la meta que nos
habíamos marcado.
El 27 de Noviembre me quitaron el Dulacipan, un
mediamento para evitar las contracciones pero a las dos horas volvieron. Me
bajaron a la sala y estuve allí toda la noche… a las 14.20 del día 28 rompí la
bolsa y nació mi dulce angelito, Noah con 535g de peso. A mí me llevaron a otra
sala después del parto, muerta de miedo e incertidumbre y deseando…esperando
buenas noticias. A Noah se lo llevaron a neo, y aunque sé que luchó, que lo
intentó porque era un valiente, a las 17.00 falleció por un paro cardio
respiratorio. Mi mundo se vino abajo. El dolor de perder a un hijo no tiene
explicación ni palabras posibles, sólo quién lo ha vivido puede entender
realmente el vació inmenso que se apodera de ti. Yo entré con mi hijo en la
panza con la esperanza de salir con él en brazos y sin embargo, salí con los
brazos y el alma vacía. La tristeza inundaba mi cuerpo y aún hoy me cuesta mucho
asumir que mi hijo ya no está conmigo. Sé que soy joven y que puedo tener más
hijos, no es consuelo porque cada hijo es único e irrepetible. Mi primer hijo
siempre será Noah, porque yo también soy mamá en el cielo.”
Podéis seguir mi día a día en mi instagram y si tienes algo que crees puede ser interesante para otras mamas puedes escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario