jueves, 24 de mayo de 2018

Mamá joven en el cielo

En muchas ocasiones se piensa de forma errónea que las pérdidas gestacionales y los abortos son más frecuentes en madres mayores porque se cree que el cuerpo está más dañado por la edad sin embargo, es bastante frecuente encontrarnos historias de pérdidas en mamas jovenes que a pesar de su edad quieren y adoran a su bebé, al que han llevado dentro de ellas, buscado o no, pero amado igualmente. Hoy os traigo la historia de una de esas mamas luchadoras, joven, con 19 años que, aunque su embarazo no fue buscado e inicialmente fue un shock para ella adoraba y quería a su pequeña. Ella tendrá cuando esté preparada a su bebé arcoiris porque es verdad que es joven, es cierto que puede tener más hijos pero ninguno sustituirá a su pequeña estrella en el cielo, os dejo con sus palabras y como siempre, si queréis contar vuestra historia podéis hacerlo escribiéndome a miarcoirisguerrero@gmail.com


El 20 de Noviembre de 2017 mi vida cambió por completo, ya lo había hecho casi nueve meses antes cuando me enteré que estaba embarazada, tenía sólo 19 años, estaba estudiando en la universidad contenta e ilusionada y de repente tuve que enfrentarme a esa noticia. Un bebé en ese momento de mi vida no era lo que yo esperaba, rompí a llorar pensando que mi vida no sería la misma y en lo que diría mi madre cuando se enterase hasta que me detuve a pensar lo que realmente estaba sucediendo... había una criatura creciendo dentro de mí... Pero me adapté y acepté los nuevos cambios que estaban por venir con mi bebé porque era mi hijo o mi hija y haría todo lo posible porque él o ella estuvieran bien y fuera feliz, nunca me imaginé que esos planes que me habían puesto mi vida del revés desaparecieran de repente...


La primera vez que fuimos a la ecografía sólo pude ver el saco gestacional, sentí un pequeño escalofrío de miedo al no ver nada hasta que el doctor me explicó que estaba de 5 semanas y era pronto, tendría que volver más adelante. Esperé hasta la semana 8 acompañada de los primeros síntomas evidentes de embarazo sobre todo mucho asco por cualquier cosa que comía pero en el momento en que vi a mi pequeña... se me pasaron todos los males, seguro que entendéis a que me refiero, ese primer flechazo al ver esa cosita tan diminuta que crece dentro de ti con su corazón latiendo fuerte y sano; todo iba perfecto, tanto que decidí contárselo a mi madre en cuanto salí y para mi sorpresa se lo tomó estupendamente por lo que mi felicidad no hacía más que ir aumentando.
Pasaron los meses y los síntomas fueron disminuyendo, tuve un embarazo estupendo y aún recuerdo como me ilusioné cuando empecé a sentir sus patadas, su hipo y sus movimientos en general...era una sensación hermosa, perfecta... y supe que tendría una niña, una preciosa niña, Mónica Estefanía.
Sólo tuve un susto durante ese tiempo, pero fue un gran susto, de esos que tu vida se detiene y todo empieza a moverse a cámara lenta... A los 6 meses tuve una caída, caí de lado por las escaleras y me golpee fuerte. Lloré mucho pensando que lo había perdido así que rápidamente llamé a mi médico, me tranquilizó muchísimo y me dijo que si no había sangre y había caído de lado estaría todo bien. Acertó, mi bebita seguía moviéndose y danzando dentro de mi.
A los 7 meses me hicieron la prueba de la toxoplasmosis, todo perfecto y a los 8 meses, cuando entrabamos en la recta final del embarazo ya estaba preparando todo para su llegada: teníamos comprados los muebles, la ropita, la maleta para el hospital... madre mía... aún pienso como me derretía cada vez que me imaginaba a mi pequeña vistiendo esa ropita tan diminuta que le habíamos comprado...
Pasaron las semanas y yo seguía como todas las embrazadas, en mi nube de ilusiones y amor. El 17 de Nociembre volví a consulta porque me tocaba hacer un tacto rutinario, ver como se encontraba el cuello del útero y me dijo sin duda el médico que mi niña estaba "ojos ausentes", es decir, que estaba lista para salir en unos días. Estaba de 37+2

Me fui a casa y descansé pero al día siguiente empecé con dolor de vientre, empezaron las contracciones, aún muy leves pero contracciones al fin y al cabo durante toda la mañana y aunque intenté aguantar por la tarde me fui al hospital con mi madre y mi pareja. Me revisaron después de dos horas de espera, tenía dolores fuertes pero soportables y 7 cm de dilatación por lo que decidieron esperar unas horas para ver si alcanzaba los 10 cm y estar lista así para dar a luz.
A las 9 de la noche mi hija comenzó con hipo, la notaba perfectamente y a mi me dijeron que no comiera nada por si acaso había que hacer una cesárea de urgencia... pero a las 3 de la mañana cuando me volvieron a mirar seguía con la misma dilatación, había dejado de dilatar por lo que me mandaron caminar para ver si aumentábamos esos centímetros que faltaban. Caminé y caminé junto a mi pareja y empecé a desesperarme; lloré y empecé a pedirle a mi bebé que por favor saliera rápido, que no hiciera sufrir más a mami, me dolían los pies y sólo podía llorar para desahogarme. Cuando me calmé y viendo que continuaba con los mismos 7 cm le dije a mi madre que quería irme, no aguantaba más y sentía que algo no iba bien. Nos fuimos sin que me revisaran si quiera a la clínica donde normalmente me veía mi doctora y fue ella la que me dijo que si la dilatación se había parado debía ser cesárea porque significaba que se había parado el parto. Me pasó a hacerme una eco e inmediatamente pude ver a mi bebé aunque de espaldas. La doctora se giró y me preguntó que me habían hecho en la otra clínica, le había cambiado la cara. Le conté que sólo dos tactos y ella me respondió que mi hija ya no tenía latido. Me dio la peor noticia del mundo, yo me puse a llorar, a gritar y a negar que pudiera ser verdad... creí haber sentido a mi hija horas antes pero no, ella llevaba 7 horas muerta dentro de mi. Quería que me hicieran cesárea porque no quería pasar por ese dolor y no tener a mi bebé después conmigo, hasta que me convencieron de que era mejor el parto natural porque me permitiría recuperarme más rápido. Ya no me importaba nada. El dolor más grande lo tenía en mi corazón, ya no tenía a mi bebé.

Me hicieron inducción al parto y tras dos horas nació mi hija, sin vida; había intentado salir pero no pudo. No había cordón con nudos, la placenta estaba perfecta, el líquido limpio, la bebé sin ningún defecto... simplemente pasó. Y justo en ese momento se la llevaron, no la vi hasta las dos horas después: era grande, muy larga y por supuesto preciosa. No la cogí en ningún momento, sólo la vi; toqué sus labios, abrí los ojos para descubrir que eran azules y la vestimos como si sólo estuviese dormida porque era lo que realmente parecía.
Lloré toda la noche hasta que logré dormirme. En la madrugada de la llevaron y allí un trozo de mi corazón con ella. 
Me morí con ella, sólo que mi corazón sigue latiendo.
El 20 de Mayo hizo 6 meses de su partida y aún sigue doliendo, aún está cada día y cada segundo en mi mente, la extraño y la quiero a partes iguales porque al fin y al cabo, yo soy mamá en el cielo

 
Quiero volver a agradecer a Daniela por implicarse y contar su historia para ayudar a visibilizar este duelo y ayudar a otras mamás, creo firmemente que su historia demuestra que muchas veces no se puede saber ni predecir lo que va a pasar, su niña estaba perfecta y al final no lo logró. De verdad que deseo con todo mi corazón que cuando tú estés preparada puedas tener contigo tu bebé arcoiris.
Si crees que tienes una historia interesante que contar puedes escribirme a miarcoirisguerrero@gmail.com y para conocer más de nuestra historia puedes seguirnos en nuestro instagram (@mi_arcoiris_guerrero )


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